Mientras limpiaba el baño de mi casa (baño único para 4 personas, dos varones... las mujeres saben que los varones son descuidados) comencé a notar que las paredes son siempre fáciles de limpiar, con un desengrasante y una esponja alcanza para dejarlas limpias.
El verdadero trabajo comienza en el lavamanos, lavatorio , donde nos lavamos los dientes y escupimos las sobras de nuestra boca, allí debemos usar toda clase de productos químicos para blanquear "lo que nuestra boca ensucio".
¡Que decir del inodoro! ¡de donde dejamos el jabón! ¡qué decir de los costados del inodoro!
Tal cual es sucede con confesarle los pecados a nuestro Papito Dios, abrir la puerta de ese lugar de desecho que ocultamos, dejarlo entrar y que limpie todo todo inclusive azulejos, lavatorio, paredes! Sabemos que siempre "la volvemos a ensuciar" pero que su amor cubre multitud de faltas. Con esto no digo "pequemos total Dios nos perdona" Digo seamos conscientes que somos falibles y que es necesario siempre abrir la puerta de nuestras vidas, de nuestros corazones, de todo nuestro ser, aún de esos lugares más oscuros que El sabe que hacer con ellos.
A nosotros nos queda el arrepentimiento y disfrutar cuando el "limpie, sane y restaure".
Nadia Cabezas.
NA ADELANTE AMIGA!!!
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